lunes, 20 de diciembre de 2010

LES DEUX VALISES

LES DEUX VALISES

C'est en lisant, ce matin, un article de Ramón Palomar dans le quotidien "Las Provincias", intitulé "Ménage à trois" - El libro : "Pétain", que je me suis souvenue d'une histoire triste et, malheureusement, véridique que nous racontaient ma grand-mère et mon père. Lui le répétait souvent, sous le régime Pétain, c'étaient les flics Français qui venaient arrêter les juifs chez eux pour les emmener, où ? personne ne le savait.
A Paris, mes grands-parents Grecs avaient pour voisine une famille juive qui craignait la déportation à tout moment. "Ces braves gens" avaient confié deux grandes valises à mon grand-père dans l'espoir de les récupérer une fois la guerre finie. Pourquoi précisément à mon grand-père ? Probablement parce qu'il n'était pas Français.Effectivement (et là mon père fut témoin) des flics en uniforme de gardien de la paix vinrent les chercher discrètement, contribuant ainsi à leur disparition à tout jamais.
On garda les deux valises dans une espèce de remise contiguë à la cuisine. Elles y restèrent douze ans sans qu'elles ne fussent jamais ouvertes. Aujourd'hui, ce dernier détail peut paraître invraisemblable, mais il faut se souvenir que j'évoque une génération pour laquelle l'honneur, l'honnêteté, la discrétion, la confiance reçue avaient encore un sens profond.
Ce n'est donc qu'au bout de douze ans, après la mort de mon grand-père, que mon père et sa mère décidèrent d'ouvrir les valises. Quelle ne fut pas leur surprise lorsqu'ils n'y trouvèrent que d'innombrables chaussures. Rien d'autre. Elles avaient toutes été rembourrées de papier journal, apparemment pour conserver la forme du cuir. Mon père retira une demi-douzaine de ces boules de papier pour voir s' il y avait quelque chose de caché au fond des souliers ; mais rien. Comme des balles, il les lança à la poubelle avec plus ou moins d'adresse.La décision fut vite prise : on descendit le tout dans la cour, on jeta toutes les chaussures dans les poubelles de l'immeuble, et on laissa les valises à côté "pour si quelqu'un en a besoin".
Quelques jours plus tard, en faisant le ménage, ma grand-mère poussa la poubelle de la cuisine pour passer le balai dans le coin où elle se trouvait, et y découvrit trois boules de papier dont l'une s'était ouverte, et avait laissé échapper une bague en or couverte de brillants. Dans chacune des autres boules, il y avait également un anneau du même genre. "J'ai hurlé, disait-elle, j'ai couru comme une folle à la cour mais, bien sûr, les poubelleux avaient fait leur travail."
Moi-même, enfant j'ai souvent joué avec ces bagues. J'adorais fouiller dans le coffret à bijoux de ma "yaya". Alors qu'elle nous racontait cette histoire, nous lui avons demandé si les bagues de la voisine avaient de la valeur. Elle a répondu : "Je ne sais pas, je ne veux pas le savoir. Elles ne m'appartiennent pas ".

LAS DOS MALETAS

Leyendo esta mañana un artículo de Ramón Palomar en el diario "Las Provincias", titulado "Ménage à trois" - El libro : "Petain", recordé una triste historia, desgraciadamente verídica que nos contaban mi abuela y mi padre. Él lo decía a menudo - bajo el régimen Pétain, eran los polis franceses los que venían a detener los judíos en sus casas para llevárselos. ¿ Adonde ? Nadie lo sabía.
En Paris, mis abuelos griegos tenían unos vecinos judíos quienes temían la deportación en cada momento. "Esa buena gente" había confiado dos grandes maletas a mi abuelo con la esperanza de recuperarlas una vez la guerra terminada. ¿ Por qué, precisamente, a mi abuelo ? Probablemente porque no era francés. Y efectivamente ( mi padre fue testigo ), unos polis en uniforme vinieron a buscarlos discretamente, contribuyendo así a su desaparición para siempre.
Se guardaron las dos maletas unos doce años en una especie de despensa contigua a la cocina. Ahí se quedaron sin que nadie las abriera. Hoy, este último detalle puede parecer poco creíble, pero hay que recordar que estoy evocando una generación para la cual la honra, la honestidad, la discreción, la confianza todavía tenían un sentido profundo.
Pasaron pues unos doce años, poco después de la muerte de mi abuelo, cuando mi padre y su madre decidieron abrir las maletas. Qué sorpresa cuando encontraron sólo un montón de zapatos. Nada más. Todos estaban rellenados de papel de periódico, al parecer para conservar la forma del cuero. Mi padre quitó media decena de esas bolas de papel para ver si había algo escondido detrás ; pero nada. Las lanzó al cubo de la basura con más o menos destreza. La decisión fue tomada sin pensarlo dos veces : se llevó todo al patio, se tiraron todos los zapatos en los cubos del edificio, y se dejaron las maletas al lado "por si alguien las necesita".
Unos días más tarde, barriendo los suelos, la abuela empujo el cubo de la basura para poder pasar la escoba en la esquina, y descubrió tres bolas de papel de las cuales una había dejado escapar un anillo de oro cubierto de brillantes. En cada una de las otras bolas, había un anillo parecido. "Aullé, decía, corrí como una loca al patio pero, claro, los hombres de la basura habían hecho su trabajo".
Yo misma jugué a menudo con aquellos anillos. Adoraba cachear en el joyero de mi abuela. Mientras nos contaba esta historia, le preguntamos si los anillos tenían algún valor. "No lo sé, contestó, no quiero saberlo. No me pertenecen".

martes, 9 de noviembre de 2010

EL PALOMAR

Qué ha sido de ti, niña preciosa, rizos de cobre, ojos de jade.
Tú no conocías la maldad, el diablo y sus acólitos humanos. Tus compañeros eran la inocencia, el cariño, las risas.

En la calle, jugabas con los niños de canela de tu barrio ; tu melena, rayo de luz, en medio de la oscuridad de las suyas. Todos te querían. El hombre sonriente de enfrente también te quería. Con un gesto mágico, sacaba un caramelo de su bolsillo, y siempre te lo regalaba a ti. En tu casa, no había caramelos. Mamá ponía a hervir agua y azúcar hasta que se volvieran puro ámbar. Entonces, vertía el dulce líquido en la concha que te había regalado la mar. Quieres ver el palomar, pregunto el hombre sonriente de enfrente. Cogió tu mano, cruzasteis la calle. En el portal charlaban Aísha, Fatma, Zora, mujeres de sábanas blancas. Por qué se callaron, por qué no te llamaron "guapa", por qué no acariciaron los reflejos dorados de tu pelo como solían hacerlo siempre que te acercabas a ellas. Tenemos que subir las escaleras, el palomar está en el tejado, dijo el hombre sonriente de enfrente. ¿ Son blancas las palomas ? Sí, muy blancas, como tú. Por qué metió el dedo en tu braguita el hombre sonriente de enfrente.

Huye, corre, mi niña preciosa, te susurró la voz, baja la escalera, cruza la calle, vuelve a casa.

Qué hacía mamá durmiendo en el suelo. Te acostaste a su lado, bien acurrucada contra su único pecho, y, chupándote el dedo, soñaste con los ángeles. Mamá está en el cielo, te dijeron esa misma noche. Con las palomas blancas, preguntaste. Sí, eso es. Odio las palomas blancas, gritaste.

Qué ha sido de ti, niña preciosa, rizos de cobre, ojos de jade.
Nadie lo sabe mejor que tú, me susurra la voz.

sábado, 23 de octubre de 2010

MI BELLA VECINA 3 Y PICO

Hace dos días, recibí un correo de madame Michèle Le Pavec, conservateur en chef, Départements des Manuscrits, Bibliothèque nationale de France, que dice :
Madame,
Il s'agit de l'écriture de Dumas père.
Cordialement.
Con la información que nos adelantó Antonio de Castro, me voy a Google y Wikipedia.fr, y si bien encuentro datos sobre Catherine Laure Labay que discrepan un poco, en un punto son todos unánimes : Catherine y Alexandre fueron vecinos. En uno de los enlaces, leo que fueron voisins de palier, es decir que vivieron en la misma planta del mismo edificio, ubicación idónea para una liaison discreta. Suponiendo que la destinataria de la misiva fue mademoiselle Labay, y sabiendo que el fruto de esta aventura nació en julio de 1824, " mi " carta fue escrita antes de la gestación, por lo menos, y con anterioridad más o menos larga según la perseverancia del galán, y la resistencia de la bella.

Ahora, encuentro un nuevo detalle : Alexandre llegó a Paris en el 1823. Tenía pues 21 años. Aún no había publicado nada. Catherine, modesta modista (jooooo), cumplía aquel año los 29. En esta situación precaria, ¿ qué hacer con el retoño ? Aquí también divergen las informaciones. Me quedo con la más plausible : el niño fue colocado 7 años en un orfanato o con una nodriza hasta que los padres lo legitimaron. No se casaron. Se pelearon por la custodia que le fue otorgada al padre.

No os cuento más. No haría otra cosa que repetir lo que ya está escrito.

MI BELLA VECINA 3




Catherine Laure Labay (1794-1868 )








Alexandre Dumas fils (1824-1895 )
Alexandre Dumas père ( 1802-1870 )

lunes, 4 de octubre de 2010

LE BOUCHON

LE BOUCHON

Mon ami, J.P. et moi venons de sortir du restaurant. Depuis plus de 30 ans, J.P. supporte les séquelles d'un accident qui l'a paralysé à 75 pour cent. J.P. est un phénomène. Selon les lois de la médecine, il devrait être assis dans un fauteuil roulant. La force de la volonté ne connaît pas de limite. J.P. marche avec deux béquilles. Je le laisse au bord du trottoir, et vais chercher la voiture. Les touristes sont partis. C'est l'heure de la sieste. La rue est déserte. Il y a de la place pour tout le monde. Je me range le plus près possible du trottoir, et descends aider mon ami. Une vieille bagnole arrive. Le gars au volant klaxonne. Je lui offre mon plus beau sourire, je lève la main à l'indienne, lui signalant ainsi de patienter un instant, puis de la même main je lui montre les béquilles. Ça ne lui plaît pas du tout. Il baisse la vitre, sort la tête, et commence à m'engueuler, à m'insulter, à braire comme l'âne qu'il est. - Non, J.P.,prends ton temps, tout doucement, aucune raison de s'énerver - L'autre continue. Il menace.
J.P. est maintenant bien assis. Je dépose les béquilles sur la banquette arrière. Je ferme la portière. Mais au lieu de me mettre au volant, je m'approche du mec, et lui flanque une gifle magistrale ( Là, j'exagère un peu. Je ne suis pas violente. Malheureusement ma gifle est plutôt molle ). Ah ! La tête d'ahuri ! Une photo que je garde numérisée en mémoire : le chapeau a glissé sur la nuque, les yeux sont écarquillés, la mandibule est pendante. Du coup, il en a calé le moteur. Je tourne les talons. La tête haute, je me dirige à la voiture, prends le volant, et démarre.
- Qu'est-ce que tu lui as dit ? demande J.P..
- Rien.
- Mais, il klaxonne encore.
- Non, non. Ce n'est pas lui. Regarde dans le rétroviseur. Ce connard n'arrive pas à démarrer. Il y a un bouchon monstre derrière lui.
Ahora, más o menos lo mismo en español.
EL ATASCO
Mi amigo, JP, y yo acabamos de salir del restaurante. Hace más de 30 años que soporta las secuelas de un accidente que lo dejó paralizado al 75 por ciento. JP es un fenómeno. Según las leyes de la medicina, debería estar sentado en una silla de ruedas. La fuerza de la voluntad no tiene límites. JP anda con dos bastones. Lo dejo al borde de la acera, y voy a buscar el coche. Es hora de siesta. Los turistas se marcharon. La calle está desierta. Hay sitio para todos. Me coloco lo más cerca posible de la acera, y bajo del coche para ayudar a mi amigo. Llega un viejo carro. El tipo detrás del volante pita y pita. Le regalo mi mejor sonrisa, levanto la mano a lo indio para señalarle que paciente un momento, luego, con la misma mano, le enseño los bastones. No le gusta nada. Baja la ventanilla, sacala cabeza, y empieza a echarme una bronca de cine, a insultarme, a rebuznar como el asno que es. - No, JP, no te apures, despacito, nada de nervios - El otro sigue con el numerito. Amenaza.
JP está ahora bien sentado. Coloco los bastones en el asiento trasero. Cierro la puerta. En vez de sentarme al volante, me acerco al tipo, y le propino una bofetada magistral (Aquí exagero un poco. No soy nada violenta. Por desgracia, mi bofetada es más bien flojita ). ¡Ah ! ¡ La cara de pasmado ! Una foto que guardo digitalizada en la memoria : el sombrero resbalado sobre la nuca, los ojos desorbitados, la mandíbula colgando. Del susto, se ha calado. Doy media vuelta. Con la cabeza bien alta, vuelvo al coche, arranco y nos vamos.
- ¿ Qué le has dicho ? pregunta JP.
- Nada.
- Pero, si sigue pitando.
- No, no es él. Echa un vistazo al retrovisor. Mira la que se está armando. Este gilipollas se ha calado. Hay un atasco enorme detrás de él.

viernes, 27 de agosto de 2010

MI BELLA VECINA 2



Gracias a Miroslav por animarme a perseverar en la informática.

jueves, 26 de agosto de 2010

MI BELLA VECINA

Hace cuatro años, poco antes de fallecer, mi padre me entregó una carpeta de la que me había olvidado por completo, hasta que la encontró mi nieta ( bendita sea ) la semana pasada, buscando juegos de sociedad en los cajones. Imaginad mi estupefacción, mi alegría y demás emociones, cuando me topé con una carta que parece ser del puño y letra de Alexandre Dumas , no sé si del padre o del hijo. He estado buscando en Internet algún manuscrito que me permitiera comparar la firma; sin éxito hasta ahora. Queriendo compartir mi buena suerte con vosotros, os transcribo primero el texto original, y a continuación una traducción literal al español. Dice pues :
Ma belle voisine
J'ai encore deux heures d'ici à minuit à être seul et triste ; êtes vous chez vous ? Etes vous visible ? Puis je aller vous demander une tasse de thé ?
Je baise vos belles mains n'ayant pas le droit d'aller plus haut ni plus bas.
mardi soir
Mi bella vecina
Tengo todavía dos horas de aquí a media noche a estar solo y triste ; ¿ está usted en su casa ? ¿ Está usted visible ? ¿ Puedo ir a pedirle una taza de té ?
Beso sus bellas manos no teniendo el derecho de ir más arriba ni más abajo.
martes tarde
¡ Ojalá sea del padre ! Él que me hacía leer a escondidas debajo de las sábanas a la luz de la linterna de pilas.
PS siento no poder publicar el documento original. Lo tengo en mi ordenador en un formato que, al parecer, Blogger no acepta.

sábado, 3 de julio de 2010

LA ALUMNA PERFECTA

Llega mi alumna, Frau H., a mi clase de francés. Como siempre, muy elegante ella, perfectamente maquillada y peinada, algo austera. Todavía lleva su máscara de ejecutiva. Sé que tardaré cinco minutos en quitársela, como siempre. Es excelente estudiante, inteligente, disciplinada. Dentro del grupo es ella el líder. el papel de payaso le toca a un joven empleado bancario. " Le souffre-douleur ", la cabeza de turco, es una secretaria de unos 50 años. La pobre, tengo que explicarle casi todo tres veces para que entienda ; a la semana no se acuerda de nada.
La semana pasada, estudiamos un texto que trataba del triste cotidiano de una típica familia " banlieusarde " con dos hijos. El mayor, después del colegio, va a casa de la vecina ( la voisine ) hasta que vuelvan sus padres de Paris donde trabajan. Mientras tanto, el menor está con la nodriza ( la nourrice ). Algo de semántica, les había explicado : viene de nourrir, alimentar. antiguamente, era la ama de cría.
Les pido a cada uno que nos cuente algo destacado de su fin de semana pasado "au passé-composé " por favor, y " attention à l'accord du participe passé ". Es el turno de Frau H. Aha, aquí hay algo que no cuadra. Todavía lleva su máscara de directora. Y ahora me habla en alemán. Sacrilège !!! El que utiliza vocabulario alemán durante la media-hora de conversación tiene que echar 1 marco por palabra en la hucha. Cuando termine el curso, iremos todos a cenar con el fruto del pecado.
Frau H. - No creo que seguiré yendo a clases de francés. Está demostrado que no valgo para
este idioma.
yo - Mais pourquoi ?
Frau H. - Mi vecino Rudi K. me pidió que le acompañara al aeropuerto a recoger a un potencial
cliente de Paris, puesto que él no habla nada de francés, y no sabía si el hombre
hablaría alemán. En el aeropuerto, me presenté al tipo y le presenté a Rudi también.
Pues, el maleducado ni me contestó, ni me hizo caso, ni entendió nada de lo que le
había dicho. ¿ Son así todos los franceses ?
Yo - Pero, ¿ qué le dijo ?
Frau H. - Enchantée de faire votre connaissance. H., je suis la nourrice de Rudi K. ( encantada de
de conocerle, soy H. la nodriza de Rudi K. )
Ja,ja,ja, carcajadas interminables en mi clase. Hasta la secretaria entiende de que va. Yo guardo la compostura. Le sonrío amablemente a la pobre mujer. Está asombrada. Me lanza dardos interrogativos. Antes de que pueda aclararle el quid pro quo, dice el payaso :
- ¿ Desde cuándo amamanta usted a su vecino ? ¡ Y 50 marcos en la hucha, eh !
Frau H. se vuelve carmesí, y , olvidando sus buenos modales, vocifera
:
- Este gilipollas de francés, hijo de la gran p..., podría haberme dicho algo amable. Hablaba perfectamente el alemán.
Frau H. fue alumna mía durante varios años. De vez en cuando recordábamos la anécdota : " ¿ Sabe usted, Madame C., la vez que fui al aeropuerto...? "

martes, 8 de junio de 2010

Mi padre y Victor Hugo

Dedico esta anécdota a Grillo quien conoció bastante bien a mi padre, verdadero personaje de novela.

Escribo en francés y, a continuación, una traducción al español aunque a veces me cuesta encontrar el equivalente y la sutileza de ciertas palabras como es el caso de " régaler ". No se me ha ocurrido nada mejor que " hacer disfrutar ". Perdonad, no soy traductora.


MON PÈRE ET VICTOR HUGO
Mon père, coureur de jupons notoire, visita une exposition commémorative du centenaire de la mort de Victor Hugo. Parmi les nombreux documents exposés, une invitation à dîner du poète à des amis concluait ainsi : " Venez. Je vous régalerai. "
Quelques semaines plus tard, mon père, comme il le faisait souvent, organisa un déjeuner à la maison pour plusieurs couples d'amis. L'invitation de Victor Hugo lui revint à l'esprit, et il décida de ne pas appeler les futurs convives, comme il le faisait d'habitude, mais à l'image du " monstre de la littérature " (selon Baudelaire ), leur envoya à tous un petit mot qui reprenait la formule : " Venez. Je vous régalerai. "
La première réponse arriva par retour du courrier. Elle disait :
" Monsieur,
Non merci. Nous ne viendrons certainement pas. Vous avez déjà assez régalé mon épouse. "
Le plus drôle, disait mon père, c'est que je n'ai jamais montré le moindre intérêt à cette dame. Au contraire, c'est l'une des rares femmes qui ne me plaisent pas du tout.
MI PADRE Y VICTOR HUGO
Mi padre, mujeriego notorio, visitó una exposición conmemorativa del centenario de la muerte de Victor Hugo. Entre los numerosos documentos expuestos, una invitación a cenar del poeta a unos amigos concluía así : " Venid. Os haré disfrutar. "
A las pocas semanas, mi padre organizó, como lo hacía a menudo, un almuerzo en casa para varias parejas de amigos. Recordó la invitación de Victor Hugo, y decidió no llamar a sus futuros comensales, como solía hacerlo, sino a semejanza del " monstro de la literatura " ( según Baudelaire ) mandarles a todos una notita que repetía la fórmula : " Venid. Os haré disfrutar. "
Pronto llego la primera respuesta. Decía :
" Monsieur,
No, gracias. Por supuesto que no vendremos. Bastante le ha hecho usted disfrutar a mi esposa. "
Lo más gracioso, decía mi padre, es que nunca he tenido el menor interés por esta señora. Al contrario, es una de las pocas mujeres que no me gustan en absoluto.