miércoles, 21 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD, JOYEUX NOËL

¡ALELUYA!, LO HE LOGRADO.
ALLÉLUIA !, J'AI RÉUSSI.

Atman, Antonio de Castro, David García A, Denise, Emma, Eugenia, Grillo, Lansky, Miroslav, Urzay, Vanbrugh, Zafferano (¿dónde estás?) et tous ceux qui ont la gentillesse de me rendre visite dans ce blog

FELICES FIESTAS  , JOYEUSES FÊTES


y a disfrutar con el amigo Cohen, es lo que os deseo de todo corazón.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

UN ASCO DE PAPA NOËL

PARA GRILLO

Cuando vivía en Düsseldorf (Alemania), trabajaba freelance para una academia de lengua. Fiel a la costumbre de casi todas las empresas alemanas, la directora y dueña de dicha academia nos invitaba a todos los profes a celebrar Navidad con una cena en los locales de la escuela un viernes de Adviento. Si bien nos pagaba peor que mal, hay que reconocer que, para aquel evento, no reparaba en gastos. Los manjares, vinos y licores venían de un famoso Delikatessen. La jefa componía unas rimas para cada uno de nosotros en las cuales, con humor y acierto, criticaba nuestras manías individuales. Cada poema iba acompañado de un regalo tipo perfume o broche o algo por el estilo. Recuerdo que aquella noche me reí muchísimo con la colega española, Jenara de Burgos, y un joven matrimonio de argentinos. En fin, todo perfecto si no fuera por el problema de los medios de transporte. En una noche como esa en la que casi todo el mundo bebe copiosamente, los coches se dejan en casa, los tranvías ya no circulan a esas horas, los taxis hacen el agosto, es decir que no los hay. Uno tiene que ponerse en la lista de espera para poder volver a casa en taxi sano y salvo.

A las 3 de la madrugada, harta de esperar, decidí andar los 2 km que me separaban del centro de la ciudad a mi casa. Ánimo, C.C., es todo recto. La calle estaba desierta, hacía un frío boreal, los primeros copos de nieve empezaban a bailar timidamente en el aire lechoso. Fue cuando maldije el no poseer abrigo de pieles. ¡ Al carajo con los pobres animalitos ! Y varias palabrotas me vinieron a la mente cuando, a medio camino, me encontré con un joven inconsciente, tumbado boca abajo en toda la anchura de la acera. Llevaba tan sólo unos vaqueros y un jersey ; a su lado una bolsa de viaje de lona. Vaya mierda, esas cosas siempre me pasan a mí. En aquella época no había móviles o, por lo menos, yo no tenía. No me atreví a tocar al hombre, podía ser una trampa. Pensé llamar a todos los timbres de los edificios, sabiendo de antemano que, a esas horas de la noche, nadie contestaría. De repente, ¿ una alucinación ? No, no lo era. Un papa Noël salió de un portal. Se estaba quitando la peluca y la barba. No puede ser, éste me lo manda el Cielo.
- Oiga, oiga, hay un hombre desmayado en la acera, ¿ podría Ud volver a dentro a llamar por teléfono o preguntar por el telefonillo a alguien que lo haga. El hombre se morirá de frío.
- No es asunto mío, me contestó secamente aquel asco de papa Noël, y se subió tan tranquilo a un BMW rutilante.
A mí, este tipo de comportamiento me corta el aliento.

Corre, C.C., venga, date prisa, hasta la cabina telefónica hay unos 500 metros, no más.

¿ Verdad que ya lo adivináis ? : la cabina estaba destrozada. Sigue, C.C., poco queda, y si, de tanto correr, te da un infarto, que sea en casa, así podrás llamar a dos ambulancias de un golpe.

Llamé al 112. A los dos minutos, oí una sirena desde la cercana clínica universitaria. Gracias a Dios, ya van para allá.

Este post no es un cuento. No, no tiene final  feliz. Ni siquiera tiene final. No tomé nota de la matrícula del BMW para poder denunciar al Santa Claus cabrón. Tampoco intenté averiguar más tarde cómo se encontraba el joven. No, no es un cuento. Lo siento, Grillo.